viernes, 2 de septiembre de 2011

La Flor y EL Caminante

Calidez.

No puedo hablar con esta voz.

Solo las voces que deambulan en el crepúsculo,

Restablecen mi fuego interno.

Caminante de blancos preámbulos.

Semejante al zafiro,

Tiemblan tus manos,

Al recuerdo de la memoria que alucina tinieblas.


Y al observarme desde tu estancia,

La fugitiva gota de rocío,

Que a impregnado mi alma,

Alimenta discretamente mi curiosidad.

Azul.

Los ojos que acarician la noche de estrellas.

Descalzos tus pies que se asoman por las escalinatas del recuerdo.

Y admiro y revivo el temblor fugaz de mis hojas,

Que durante tu fijación en mi,

Atenúan la morada de mi silencio.

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